Sistemas de monitorización a distancia, de análisis sanguíneo, administradores de fármacos, centros productores de imágenes o conectores nerviosos. Estos y otros muchos son los dispositivos que la microelectrónica está generando para una medicina en la que el concepto de implante inteligente se configura como un negocio de enorme proyección. Tanto que los expertos del MIT no han dudado un segundo en valorar esta combinación tecnológica como una de las más prometedoras del año.
Resultaría enormemente injusto considerar que los dispositivos electrónicos que se implantan en el cuerpo humano con el objetivo de reparar una función o incluso de recuperarla acaban de hacer acto de presencia en el mercado tecnológico. Los primeros marcapasos cardíacos, hoy plenamente instaurados en las rutinas médicas, datan de finales de la década de 1950. En la misma época se practicaba el primer implante coclear.
Pese a ello, no son muchos más los dispositivos que han logrado traspasar la frontera que separa lo imaginable de lo aplicable. El tamaño, la fuente de alimentación, los mecanismos internos de funcionamiento, los materiales empleados o incluso la propia función para la que estar concebidos, han actuado de factor limitante para su desarrollo. La nanotecnología y aplicaciones antes impensadas favorecieron en la década pasada innovaciones que hoy, casi 20 años después, parecen listas para entrar en nuevas rutinas médicas.
Fuente: http://www.noticias.com/microelectronica-implantable.815805
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